¡Hola! Soy otra vez yo, y como siempre este post tenía un propósito al principio: hablar sobre los lugares más tristes y melancólicos para vacacionar, pero decidí cambiar el objetivo, en vez de contarles sobre esos lugares, mejor les contaré sobre uno en específico y lo "difícil" que puede ser acceder a él. Este post solo se tratará de la Capilla o iglesia (no sé qué sea) de San Jorge en la República Checa.
Desde hace tiempo me he dado cuenta que lo que me impulsa a viajar o conocer lugares es el morbo. No es nada nuevo, si ya tienes rato leyendo mi blog.
He querido salir de viaje desde el 2020, como escape a lo triste y simplona que se pone mi vida, pero entre el covid y el trabajo nada más no lo consigo. He pensado en muchos destinos, desde Canada, Estados Unidos, Colombia, hasta Islandia, París o... ahora, me dieron ganas de visitar Praga. Darle una segunda oportunidad a Praga "la ciudad más bonita de Europa", según Doña Anita, pero la neta para ella París (Francia) era la más linda y después Budapest (Hungría).
Cuando fui a Praga por primera vez, no iba muy contenta o convencida que era "la ciudad más bonita de Europa"... Aquí entre nos, se me hizo la ciudad más genérica de Europa, como que todas la ciudades de Europa son así y por eso es bonita, la mayoría tienen un castillo, tienen un puente bonito, etc.
¿Por qué conocía Praga? La respuesta "Lucerito-Mijares" (chiste local) es: porque sale en la película de "Triple X" y en el video de "Silver and Cold" de AFI. Pero quizá por lo que conocía más esa ciudad es porque estaba cerca de Kutná Hora, un pueblito minero, fundado en la época medieval, evangelizado por los jesuitas y donde se encuentra uno de los osarios más bonitos e impresionantes del mundo, por esto último era por lo que iba a Praga, o fue mi condición para visitar la ciudad... Después, ya estando ahí, descubriría los muchos encantos que tiene de la ciudad, las estaciones del metro, el reloj, el Museo de Franz Kafka, la gastronomía, el monasterio (la cerveza del monasterio) y la cerveza (¡puf! qué rica cerveza).
Traigo muchas ganas de volver a Praga, pero en esta ocasión no solo para tomar cerveza o comer rico, sino para conocer otro lugar medio morboso: la capilla de San Jorge en Luková, un pueblito "equis" perdido en la República Checa. Por lo mismo que está "perdido" y no es lugar muy turístico no es fácil el acceso. Para Kutná Hora hay tours de un día que te llevan y te dan un recorrido por el pueblo (los highlights, los must visit como: la Casa de Moneda del presidente Masarik, la hermosísima iglesia gigante gótica dedicada a Santa Barbara, los viñedos, el osario, etc.) y así, pero acá no es el caso, ni si quiera puedes llegar por tren, por autobús, tienes que transbordar varias veces, lo más directo es rentar un carro.
Aquí entre nos, no me late rentar carro en la República Checa y manejar dos horas y media de Praga a Luková, así que empece a ver "medios" alternos. Descubrí que hay otras ciudades "importantes" que tal vez valdría la pena visitar en la República Checa, como por ejemplo: Pilsen (¡CERVEZA! ¡PIVO!).
Pues sí, descubrí que hay tren a Pilsen desde Praga, tiene un costo de mil pesos más o menos, llegas en hora y media a tu destino. Pilsen no será tan bonita o esplendorosa como Praga, pero tiene su encanto: la cerveza (pivo en checo, la única palabra que aprendí en mi viaje a Praga). De Pilsen a Luková son 45 minutos, creo que ahora sí me dan ganas de rentar un carro. Manejar 45 minutos no es problema, puedo ir y venir el mismo día.
La Capilla de San Jorge (uno de mis santos favoritos), es famosa porque tiene una instalación de treinta y tantos fantasmas, que ahora habitan la capilla, que ha estado en ruinas por años, desde que colapsó una parte del techo a medio funeral.
Para mí es uno de los lugares más melancólicos del mundo. La posición de los fantasmas, como si estuvieran rezando, lamentándose algo, simplemente están ahí, se siente como esa atmósfera en la que pasa el tiempo lento en total soledad y silencio (tipo la película A Ghost Story). Si logro ir este año o el próximo lo haría sola.
Imaginándome estar ahí en ese lugar que tanto quiero visitar (desde hace fácil 8-9 años), supongo que en mi imaginación entablaría una pequeña conversación con mi mamá y le diría:
¿Ya viste dónde ando? Odiabas que mi nana me hablara de fantasmas y espirítus, maldiciones y leyendas de rancho... y heme aquí rodeada de fantasmas...
En ese momento como soundtrack escogería "Jenny of Oldstones", porque quedaría perfecta esa canción y me darían ganas de bailar con los fantasmas, aunque el lugar requiere cierto respeto y solemnidad, pues porque es una iglesia... Ustedes ¿qué pensamientos tendrían en ese lugar? ¿reflexionarían sobre un tema en específico?¿pensarían en alguien en específico? ¿sentirían miedo? ¿sentirían melancolía? ¿tristeza? ¿desearían que alguien estuviera con ustedes en ese momento?
Por lo pronto, yo les diría que pensaría en mi mamá, hablaría con ella y con mi abuela materna que nunca conocí, pero sí (Chaya). Rezaría por ellas y por todos mis fantasmas, 3 Padres Nuestros y 3 Aves Marías, porque esa es la tradición familiar, cuando entras a una iglesia que no conoces.
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