Ir al contenido principal

Sigo viva.

Ahora voy al béisbol cada que se puede, tengo un jersey de los Algodoneros, le grito al pobre pollo, compré una matraca en el mercado, tengo una gorra con las iniciales del Unión Laguna.

Nunca pensé ser tan fan de un equipo deportivo.

Nunca pensé que me empezara a gustar la música norteña.

Disfruto ir a los juegos de beis, hasta realmente siento que mi alma descansa cuando voy al estadio Revolución. 

Creo que el beis pasa más rápido cuando lo ves en vivo. Me han tocado juegos de 3, casi 4 horas y no se sienten hasta que llega el ñor de la cerveza a cobrarte.

Es de los cambios más significativos que ha tenido mi vida en cuestión de gustos.

__________________________________

Me acuerdo que un tipo dijo que el novio siempre cambiaba a la novia, como si fuera algo impositivo.

No es imponer gustos. No es obligar al otro a que te guste algo. Es compartir un momento especial con alguien.

Lo que sé de baseball es por mi abuelo y por mi papá. Nunca he sido fan de nadie del mundo deportivo. No soy fan de ningún equipo deportivo, mucho menos de la selección mexicana de futbol, que siempre vale para puro... 

Voy al baseball para pasar un buen rato con nuevos amigos y mi novio. 

Cada vez que voy, me acuerdo de mi abuelo, de mi papá y de mis tíos, de mi mejor amiga, del juego cucho de Nintendo que jugaba con mi papá y que siempre le ganaba con el equipo de Los Gigantes de San Francisco o con los Yankees de NYC.

¿Iría sin mi novio a algún juego? Sí. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

  ESTOY DE VACACIONES, se supone. He querido escribir, he querido contarles como han sido los últimos meses, las últimas semanas, como cambian las cosas día a día, sin poder hacer pausas, detenernos 5 minutos a tomar aire. Ni el COVID pudo parar al mundo, nos paró a nosotros, pero la vida no se detuvo. Lo chistoso e incongruente de la vida, el planeta ha ido rotando en su eje mucho más lento, mientras que nuestras vidas van cada día más aceleradas. Estoy de vacaciones, y ayer sufrí un peque ataque de ansiedad, porque me iba a ausentar del trabajo dos días. Así de loca estoy, son algunas secuelas que me dejó la pandemia: sentir la necesidad de estar en mi trabajo, sentir que es lo único seguro-inseguro. Son un montón de factores que trabajo con mi misma todos los días, son secuelas, es el luto, es duelo.  Mi mamá murió antes de la pandemia, mis inseguridades se dispararon al 500% o más, es algo que no se puede medir con números. De un día a otro me había convertido en la fuerte de la ca

Me puse a leer

  Después de sufrir ansiedad, loquera, y demás. Llorar por si ningún motivo, sentir que todo mundo me odia, que todo lo que hago está mal, que la cago cada 5 segundos, decidí que en vez de estar pensando de más en cosas que no puedo solucionar, debía enfocar mi energía y atención en otra cosa, y me fui por la parte de la fantasía y ficción. Tomé aire y compré el libro de Fire & Blood, la historia de la familia Targaryen en Westeros. Usted que es usuario y lector frecuente –quiero pensar– de este blog abandonado, sabrá que soy fanática de la serie Juego de Tronos –Game Of Thones–, pero fanática a medias porque nunca, ni por los dioses viejos y nuevos me había aventurado a leer los libros. Lo intenté, traté de leer los libros de la serie A Song of Ice & Fire, pero amigues, seamos sinceres, la serie era una copia fiel a los libros, demasiado, diría yo, no le ví caso leer algo que se veía en TV.  Ilustración de: Robert M. Ball / website: https://www.robertmball.com Robb Stark,

Historia rara

Hoy es Nochebuena, la segunda sin mi mamá y estuvo bien. Obviamente sentí que todo faltó, pero estuvo bien, porque todo salió según el plan, quizá mejor que el plan. La primera Navidad sin mi mamá fue en el 2020, con pandemia y mi lado antisocial era feliz, pensaba que una Navidad a solas, con mi papá era lo mejor, lo mejor para mi, porque mi papá sí necesitaba a la familia, yo solo quería estar en casa, con cobijas y viendo Netflix. Por una extraña razón, bueno ni tan extraña, porque fue amor, decidimos juntarnos en Navidad con todo y las cosas malas que podrían suceder, sabíamos los riesgos y aún así nos juntamos, sin temor a Dios.  La segunda Navidad sin mi mamá, fue hace un año, con todo y pandemia, nos volvimos a juntar, sin temor a dios, sin restricciones, conviviendo todos bajo el mismo techo de la casa de Queño.  Ambas Navidades no sentí tanto la ausencia de mi mamá, pero está Navidad que quise que fuera diferente, todo lo que deje de hacer, era acordarme de ella, todos sus reg